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El blog de Sueños de España

El blog de Sueños de España

Hace muchos años, cuando el idioma castellano entró en mi vida, empecé un maravilloso viaje que nunca acabará... Y tanto me gusta compartirlo con vosotros ! Gracias por seguirme, por participar, por dejar comentarios y leerme, y sobretodo, gracias por el amor y el cariño que les tenéis a nuestra bella España y a las culturas hispánicas.


6 de noviembre de 1479 : nacimiento de la infanta Juana, futura Juana I de Castilla (extracto de Juana, la reina loca de amor, de Yolanda Scheuber)

Publié par vero0576 sur 5 Novembre 2011, 17:43pm

Catégories : #Juana I de Castilla - la Loca, #Historia, #Libros

6 de noviembre de 1479 : nacimiento de la infanta Juana, futura Juana I de Castilla (extracto de Juana, la reina loca de amor, de Yolanda Scheuber)

El 6 de noviembre de 1479 nació en Toledo la infanta Juana, tercer hijo de los Reyes Católicos, futura Juana I de Castilla, la reina que nunca tuvo derecho a reinar...

 

"El sábado 6 de noviembre amaneció frío y lluvioso, sorprendiendo a Isabel con los dolores de parto y un temor intensificado dentro de todo su ser.

Reinaba en aquellas horas en el castillo un profundo silencio, interrumpido solo por las lejanas voces de las dueñas, de los guardias que velaban la vida de los reyes y por los gemidos del viento, que hacía girar las veletas de las torres y se filtraba aullando entre las retorcidas callejuelas que lo rodeaban. La gran tormenta desatada en las vísperas anunciaba la llegada prematura de un invierno envuelto en nieblas. Nieblas densas que ocultaban por completo, bajo su blancura espectral y mortecina, las murallas de Toledo (aquellas murallas árabes que ni su propia reina podía traspasar sin antes hacer los votos por los cuales prometía que, un día no muy lejano, arrancaría a los moros de los reinos españoles).

Desde lo alto del alcázar -al que se llegaba por un estrecho sendero que subía serpenteando- se había perdido por completo la vista de la tenebrosa roca toledana, desde donde se arrojaban, según la tradición y la leyenda, a los supestos criminales y traidores del reino.

Cuando las campanas llamaron a primas, el nacimiento se tornó inminente. Acostada sobre la inmensa cama, Isabel pidió a sus doncellas que le frotaran las piernas y el vientre para aliviar los calambres y las fuertes contracciones que habían comenzado con regularidad. Ordenó que llamaran de urgencia a la partera real y, cerrando los ojos, esperó el momento tan ansiado y tan temido, entre fuertes dolores que le cortaban el aliento.

Isabel jadeaba, con la respiración dificultada por la presión que aquel nuevo heredero ejercía sobre todo su cuerpo, cuando la vieja comadrona llegó de prisa. Después de revisarla controló que eran listas las vasijas con agua caliente, los paños blancos y las filosas tijeras, anuncióndole severamente.

- ¡ Vuestro hijo, señora mía, está a punto de nacer !

El resplandor del fuego de la chimenea iluminó el rostro dolorido de la reina y un profundo suspiro escapó de su boca acompañando a un fuerte pujo.

- Los hijos son bendiciones... como el agua a la tierra... ¡ Bienvenido sea ! - respondió jadeante Isabel.

Un nuevo heredero de sus majestades llegaba a la vida y una nueva alianza volvería a tejerse, buscando solo el beneficio de los reinos.

La reina continuó con su trabajo de parto y, antes de que las campanas llamaran a tercia, dejó escapar un fuerte grito de dolor que, traspasando las gruesas paredes de los aposentos, retumbó en el patio empedrado del castillo rompiendo la quietud de la mañana. Sobre las blancas sábanas manchadas de sangre, Isabel había arrojado una niña sanísima, regordeta y rubia (herencia de su bisabuela materna, la inglesa Catalina de Lancaster, y a quien pondrían por nombre Juana), que comenzaba a llorar.

Sí, Juana. Juana como San Juan el Evangelista, Juana como su antepasada Juana Manuel, esposa de Enrique II de Castilla, que había vivido dos siglos atrás. Juana como su tatarabuelo Juan I de Castilla y esposo de Leonor de Aragón. Juana como su abuelo materno Juan II de Castilla. Juana como sus abuelos paternos Juan II de Aragón y Juana Enríquez. Juana también como su tía paterna, que junto a Leonor y María eran las tres hermanas de su padre. Juana como su hermano, el heredero de Castilla. Porque Juana era uno de los nombres de la estirpe de los Trastámara y por tal motivo había sido elegido por Isabel y Fernando sin titubeos.

- ¡ Es una infanta hermosa ! - anunció la comadrona, mientras cortaba el cordón que la unía a su madre y limpiaba su cuerpecito con los blancos y suaves paños.

- ¿ Una niña ? - preguntó la reina extenuada, movida por la curiosidad y la incertidumbre.

[...]

Con ternura la besó en la frente y le susurró suavemente al oído :

- Hijita mía habéis llegado al mundo en la magnífica Toledo. ¡ Bienvenida a esta tierra que os ha visto nacer !

Volvió a besarla y, entregando la niña a la doncella, pidió que alistaran a la nodriza, María de Santiesteban, la que en adelante se encargaría de dar de mamar a la recién nacida [...]

En brazos de su flamante doncella y envuelta entre las tibias mantillas de lana manchega, la nueva infanta de España, Juana de Castilla y Aragón, abrió la boca para llorar. El rey llegó deprisa a conocer a su hija recién nacida y quedó sorprendido del gran parecido con su madre, Juana Enríquez. Luego se acercó a la cama donde se encontraba la reina adormilada y, besándola en la frente, le acarició los cabellos. Isabel le tomó las manos entre las suyas y le sonrió con dulzura.

Rumbo a las habitaciones de la infanta, la joven doncella trataba de calmar a la niña, que seguía llorando, y apresuró su paso en dirección a los aposentos destinados en aquella ocasión para la niña, donde la estaba esperando su ama de leche, María de Santiesteban. [...]

- ¡ Qué bien mama la niña ! - dijo la nodriza a la doncella, que miraba embelesada a la inocente criatura.

- Tal vez nació con hambre - respondió la doncella.

- Sin embargo - prosiguió la nodriza-, siento que la pobrecilla, ajena a su naturaleza real, tiene las mismas necesidades de alimento y de abrigo que el más pobre y desvalido de los siervos de este reino.

- ¿ Pero no tiene, acaso, mejor suerte que vuestro hijo recién nacido ?

- La infanta tiene un futuro incierto. En cambio mi pobre niño tiene un destino preciso. Nació siendo súbdito y así vivirá y morirá. Mas ella es una princesa de España, nacida para ser reina en algún país lejano.

- Tal vez esta Princesita española nunca llegue a ser feliz en el país donde le toque reinar, pues siempre será considerada como una extranjera, vaya donde vaya- dijo la doncella."

 

Yolanda Scheuber, Juana la reina loca de amor, 2010

 

 

Pila bautismal que sirvió para el bautizo de Juana de Castilla en 1479

Pila bautismal que sirvió para el bautizo de Juana de Castilla en 1479

Le 6 novembre 1479 naquit à tolède l'infante Jeanne, troisième enfant des Rois catholiques, future Jeanne I de Castille, la reine qui n'eut jamais le droit de régner.

 

Le samedi 6 novembre, le jour se leva, froid et pluvieux, surprenant Isabelle avec les douleurs de l'accouchement et une peur intense qui l'envahissait toute entière. 

Il régnait alors dans le château un profond silence, seulement interrompu par les voix lointaines des duègnes, des gardes qui veillaient sur la vie des souverains et par les gémissements du vent, qui faisait tournoyer les girouettes des tours et s'infiltrait en hurlant dans les ruelles biscornues qui l'entouraient. La grosse tempête qui s'était déchaînée la veille annonçait l'arrivée prématurée d'un hiver enveloppé de brouillard. Un brouillard épais qui dissimulait totalement, sous une blancheur spectrale et blafarde, les murailles de Tolède (ces murailles arabes que la reine ne pouvait franchir sans faire le serment que, un jour proche, elle expulserait les maures des royaumes espagnols). 

Du haut de l'alcazar -auquel on accédait par un étroit sentier qui montait en serpentant- on perdait totalement de vue le ténébreux rocher tolédan, d'où l'on jetait, d'après la tradition et la légende, ceux qui dans le royaume étaient accusés de crimes ou de traitrise.

Lorsque les cloches sonnèrent les matines, la naissance se fit imminente. Couchée sur l'immense lit, Isabelle demanda à ses femmes de chambre de lui frotter les jambes et le ventre pour soulager les crampes et les fortes contractions qui étaient devenues régulières. Elle ordonna que l'on appelle de toute urgence l'accoucheuse royale et, les yeux fermés, attendit le moment tant désiré et tant redouté, tandis que de fortes douleurs lui coupaient le souffle.

Isabelle haletait et respirait difficilement à cause de la pression exercée sur tout son corps par ce nouvel héritier, lorsque la vieille accoucheuse arriva en hâte. Avant de l'examiner elle s'assura que les récipients remplis d'eau chaude étaient prêts, ainsi que les linges blancs et les ciseaux bien aiguisés, et lui annonça sévèrement:

- Madame, votre enfant est sur le point de naître ! 

Le flamboiement du feu de la cheminée ilumina le visage brisé de douleur de la reine et un profond soupir s'échappa de sa bouche, accompagnant une forte poussée.

- Les enfants sont une bénédiction... comme l'eau pour la terre... Qu'il soit le bienvenu ! répondit Isabelle, haletante.

Un nouvel héritier de ses majestés venait au monde et une nouvelle alliance se tisserait, pour le seul bien des royaumes. 

Le travail se poursuivit et, avant que ne sonne la tierce, elle laissa échapper un grand cri de douleur qui traversa les murs de ses appartements et retentit dans la cour pavée du château, rompant la quiétude matinale. Sur les draps blancs tachés de sang, Isabelle avait accouché d'une petite fille en pleine santé, rondelette et blonde (héritage de son arrière grand-mère maternelle, l'anglaise Catherine de Lancaster) qu'ils appelleraient Jeanne, et qui commençait à pleurer.

Oui, Jeanne. Jeanne comme Saint Jean Evangéliste, Jeanne comme son ancêtre Jeanne Emmanuelle, épouse d'Henri II de Castille, qui avait vécu deux siècles auparavant. Jeanne comme son trisaïeul Jean I de Castille et époux d'Eléonore d'Aragon. Jeanne comme son grand-père maternel Jean II de Castille. Jeanne comme ses grands-parents paternels Jean II d'Aragon et Jeanne Enriquez. Jeanne comme sa tante aussi; avec Eléonore et Marie, elles étaient les trois soeurs de son père. Jeanne comme son frère, l'héritier de Castille. Parce que Jeanne était l'un des prénoms de la lignée des Trastámara et c'est pour cette raison qu'il avait été choisi par Isabelle et Ferdinand, sans l'ombre d'une hésitation.

- C'est une très belle infante ! annonça l'accoucheuse tandis qu'elle coupait le cordon qui l'unissait à sa mère et lavait son petit corps avec les linges blancs et doux.

- Une petite fille ? demanda la reine exténuée, animée par la curiosité et l'incertitude. 

[...]

Elle l'embrassa tendrement sur le front et lui murmura tout doucement à l'oreille :

- Ma petite fille, vous êtes venue au monde dans la magnifique Tolède. Soyez la bienvenue sur cette terre qui vous a vue naître !

Elle l'embrassa à nouveau et, confiant la petite à la femme de chambre, demanda que l'on prépare la nourrice, Marie de Santiesteban, celle qui se chargerait dorénavant de donner le sein à la nouvelle née. 

Dans les bras de la femme de chambre, enveloppée dans de tièdes langes de laine de la Manche, la nouvelle infante d'Espagne, Jeanne de Castille et d'Aragon, ouvrit la bouche pour pleurer. Le roi arriva en hâte pour faire la connaissance de sa fille qui venait de naître, et fut surpris de sa ressemblance avec sa propre mère, Jeanne Enriquez. Il s'approcha ensuite du lit où se trouvait la reine à moitié endormie et lui caressa les cheveux en l'embrassant sur le front. Isabelle prit ses mains dans les siennes et lui sourit avec douceur.

En se dirigeant vers la chambre de l'infante, la jeune femme de chambre tentait de calmer la petite qui continuait à pleurer; elle pressa le pas en direction des appartements destinés à la princesse, où l'attendait sa nourrice, Marie de Santiesteban. [...]

- Que la petite tète bien ! dit la nourrice à la femme de chambre, qui regardait subjuguée l'innocent nourrisson. 

- Elle est sans doute née en ayant faim- répondit la femme de chambre. 

- Pourtant -poursuivit la nourrice-, je sens que cette pauvre petite, inconsciente d'être de sang royal, a besoin d'être nourrie et protégée, tout comme le plus pauvre et le plus démuni des sujets de ce royaume. 

- Mais n'a-t'elle pas plus de chance que votre bébé qui vient de naître ?

- L'infante a un futur incertain. Mon pauvre petit, au contraire, a un destin tout tracé. Il est né sujet, et c'est ainsi qu'il vivra et mourra. Mais elle, c'est une infante d'Espagne, née pour être reine dans un pays lointain.

- Sans doute cette petite Princesse ne sera-t'elle jamais heureuse dans le pays où elle devra règner, puisqu'elle sera toujours considérée comme une étrangère, où qu'elle aille- dit la femme de chambre."

 

Extrait traduit par Véronique RAMOND de Yolanda Scheuber, Jeanne la reine folle d'amour, 2010

Puerta de la Capilla Santa Catalina, iglesia del Salvador (Toledo) en que fue bautizada Juana de Castilla

Puerta de la Capilla Santa Catalina, iglesia del Salvador (Toledo) en que fue bautizada Juana de Castilla

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